La 'India María' y el favor que acabó haciéndole Televisa cuando la vetó por orden presidencial

Sin opciones en la TV, la 'India María' se hizo de una importante carrera en el cine. (Captura de video de YouTube)
Sin opciones en la TV, la 'India María' se hizo de una importante carrera en el cine. (Captura de video de YouTube)

Para nadie es un secreto que Televisa se alineó por varias décadas con los gobiernos priístas. Eso incluyó ser portavoz del sistema a través de sus noticieros y se tenía prohibido hablar mal o cuestionar al poder en turno en cualquiera de sus contenidos. Si alguien se atrevía a hacerlo al aire o programas grabados, el veto era el castigo. Así ocurrió con María Elena Velasco, ‘la India María’.

Siendo ya una figura del cine popular mexicano, incluso una actriz taquillera, Velasco fue invitada a participar en la televisión con pequeñas participaciones de su personaje como la mujer indígena María Nicolasa. Tuvo una aparición en el concurso Miss México de 1977, certamen transmitido por la empresa de San Ángel. Allí hizo un breve sketch con el conductor Gustavo Pimentel que irritó al presidente de México en aquel entonces, José López Portillo.

María Nicolasa fue cuestionada por Pimentel, quien le preguntó qué haría si en vez de ser presidenta municipal fuera presidenta del país. Ella respondió lo siguiente: "me daría la gran vida viajando por Acapulco con toda mi familia". Detrás de la respuesta cómica, Velasco hizo una crítica satírica a los viajes del presidente López Portillo, que en ese momento de su gestión era señalado por el derroche económico del erario público para viajar con sus familiares.

El chiste no cayó en gracia al interior de la Presidencia. Se comunicaron de inmediato con los altos mandos de Televisa para pedirle a Emilio ‘El Tigre’ Azcárraga que tomara las acciones correspondientes contra la comediante. Obediente y complaciente con el gobierno, el directivo ordenó vetar a ‘la India María’ de la televisión. Se giró la instrucción de no darle trabajo en la pantalla chica.

Contrario a lo que se hubiera pensado, el veto no repercutió de forma negativa en la carrera de Velasco. Por el contrario, le hicieron un favor. Con una filmografía destacada a sus espaldas como actriz, ella quiso poner en marcha un proyecto integral que le permitiera ser productora, directora y guionista de sus propias películas. Para finales de los 70’s y principios de los 80’s era algo inusitado pero no imposible que una mujer tuviera el mando financiero, creativo, artístico y técnico de sus producciones. Lo hizo posible.

Con Okey Míster Pancho (1981), El coyote emplumado (1983), Ni Chana, ni Juana (1984) y Ni de aquí, ni de allá (1988), se erigió como una mujer fuerte y poderosa dentro de la industria cinematográfica nacional. Compaginó el cine con una serie de giras alrededor de todo Estados Unidos, país donde contaba con amplio público de connacionales migrantes que querían verla en vivo.

Para nada extrañó a la televisión. Más bien fue al revés. Viendo el éxito que construyó a lo largo de los 80's, Televisa levantó el veto. En medio de la transición de la silla presidencial entre Miguel de la Madrid y Carlos Salinas de Gortari en 1988, ‘la India María’ fue invitada para aparecer en programas como Siempre en domingo, conducido por Raúl Velasco, o la sitcom Papá soltero.

Una década después María Elena Velasco se enfrentó a la misma situación que padecieron estrellas del cine de los 70’s y 80’s: dejaron de tener empleo en la pantalla grande porque la producción fílmica se vio afectada, entre otras cosas, por el Tratado de Libre Comercio (TLC) que obligó al cierre de complejos cinematográficos y presupuestos reducidos para financiar proyectos.

Una opción para mantenerse vigente en la mira de la audiencia fue la barra cómica de Televisa. Dejó atrás las diferencias que la empresa tuvo con ella por el chiste hacia López Portillo y dieron vida a la serie ¡Ay María qué puntería! en 1998, lo que se tradujo en una tardía y breve incursión de ‘la India María’ en la pantalla chica como estelar con su propio espacio.

Haber recurrido a la sátira para cuestionar al poder derivó en una sanción que no le hizo ni cosquillas. La afrenta percibida por López Portillo no fue más que una oportunidad para que Velasco llegará más lejos en su carrera. Bien dicen que quien ríe al último ríe mejor, y ella lo dejó claro en un sexenio que vio pasar siendo imán de taquilla.

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